lunes, 29 de septiembre de 2014

Manías y manías


La manía (del griego antiguo μανία: locura, demencia, estado de furor) es un trastorno mental consistente en una elevación patológica del estado de ánimo. Forma parte de los trastornos del ánimo, constituyendo una de las fases del trastorno bipolar.

Es importante no confundir un estado maníaco con algunos rasgos obsesivos, puesto que se ha integrado en el lenguaje en términos como piromanía, cleptomanía y otros trastornos mentales que derivan más bien de trastornos obsesivos, aunque bien puedan estar relacionados.

Un episodio maníaco se caracteriza principalmente por una modificación del ánimo de la persona, así como por la presencia de alguno/s de los síntomas que describo a continuación.


Los síntomas más típicos serían:

- Excitación, exaltación, sentidas como «presiones internas»

- Clásicamente eufórico, aunque también destacan irritabilidad y mayor reactividad

- Actividad sin reposo, agitación improductiva. Se empiezan varias cosas que no son acabadas

- Disminución del pudor, pérdida de inhibición, pudiendo llegar a actitudes de seducción y conducta sexual sin explicación

- Dificultad para concentrarse, fácil distracción

- Trastornos en el curso del pensamiento, pérdida del hilo de la conversación

- Fuga de ideas

- Logorrea: habla abundante, acelerada e imparable, siendo esto el reflejo de la aceleración del pensamiento

- Excesiva confianza en sí mismo

- Disminución de la necesidad de dormir sin que la persona sienta la fatiga asociada a esa falta de reposo. Esta falta de sueño es a menudo uno de los primeros signos de un episodio maníaco

- Sentimiento altruista: ganas de ayudar a los demás y necesidad y esfuerzo de caer bien frente a los demás

- Hipersensibilidad afectiva y sensorial

- Labilidad emocional

- Negligencias en la alimentación o en la higiene.

En el transcurso de una manía, o un delirio de grandeza, el enfermo puede envolverse en asuntos que pueden tener consecuencias muy graves para las personas que la padecen, sus familiares o él mismo.

Algunas de estas manías se focalizan sobre un tema en especial, algunos ejemplos de estas son (algunos bastante peculiares):



A


Ablutomanía: Obsesión crónica por bañarse.

Ailuromanía: Entusiasmo intenso por los gatos.

Aritmomanía: Locura por contar y por los números.

Automanía: Compulsión hacia la soledad.



B


Bibliomanía: Interés anormal a adquirir libros.



C


Cacodemonomania: Obsesión anormal por la posesión demoníaca.

Cleptomanía: Impulso incontrolable por robar.

Crematomanía: Deseo obsesivo por el dinero.

Coprolalomanía: Obsesión por decir obscenidades.



D


Dipsomanía: Deseo irresistible por ingerir bebidas alcohólicas

Dromomanía: Entusiasmo intenso por viajar.



E


Egomanía: Obsesión anormal por uno mismo.

Enteomanía: Celo obsesivo por la religión.

Entomomanía: Fascinación anormal por los insectos.

Eremiomanía: Deseo irresistible por la calma

Ergomanía: Deseo obsesivo por trabajar.

Erotomanía: Obsesión incontrolable por el deseo sexual.




F


Fagomanía: Anhelo irresistible por los alimentos e interés desmedido en comer.

Faneromanía: Impulso incontrolable a escoger en un punto o un crecimiento en su cuerpo.

Farmacomanía: Fascinación crónica con las medicinas.

Fonomanía: Obsesión con los ruidos o el sonido.

Fotomanía: Deseo irresistible por la luz.



G


Gefiromanía: Fascinación irresistible por los puentes.

Glazomanía: Interés obsesivo por hacer listas.

Gimnomanía: Compulsión a la desnudez.



H


Hedonomanía: Deseo incontrolable por obtener placer.

Heliomanía: Anhelo incontrolable por el sol.

Homicidiomanía: Impulso irresistible por cometer homicidio.

Hidromanía: Fascinación incontrolable por el agua.

Hipnomanía: Deseo incontrolable por dormir.



I


Ictiomanía: Fascinación excesiva por los peces.



K


Katisomanía: Compulsión incontrolable por sentarse.



L


Leteomanía: Fascinación obsesiva por los narcóticos.

Logomanía: Obsesión por hablar.




M


Megalomanía: Obsesión incontrolable hacia la gran auto-importancia y por hacer actos extravagantes.

Melomanía: Fascinación excesiva por la música.

Mitomanía: Impulso irresistible hacia la mentira y la exageración.


N


Necromanía: Excesivo interés por los muertos.

Noctimanía: Fascinación intensa por la noche.

Ninfomanía: En las mujeres, obsesión incontrolable por el sexo



O


Oniomanía: Compulsión incontrolable por comprar



P


Paramanía: Impulso irresistible de derivar alegría en las quejas.

Plutomanía: Deseo incontrolable por obtener gran riqueza.

Piromanía: Compulsión anormal por encender fuego o provocar incendios.



Q


Queromanía: Compulsión hacia la alegría.



S


Sofomanía: Estimación excesiva por los propios conocimientos o sabiduría.



T


Tanatomanía: Obsesión anormal por la muerte.

Tomomanía: Interés extraordinario por las cirugías.

Tricomanía: Fascinación intensa por el pelo, el cabello o los vellos.



X


Xenomanía: Obsesión intensa por los extranjeros.



Z


Zoomanía: Locura por los animales.


domingo, 28 de septiembre de 2014

L’ Art Brut


Clínica Waldau, 1921

El Art Brut o arte marginal es un término acuñado en 1945 por Jean Dubuffet para referirse al arte creado por personas ajenas al mundo artístico sin una formación académica.

Sus obras son el reflejo de una creatividad pura sin contaminar por la imitación de modelos ya establecidos. Dubuffet afirma que todos llevamos un potencial creativo que las normas sociales actuales anulan. Esto se observa en las creaciones de personas que se mantienen al margen de la sociedad, tales como: internos de hospitales psiquiátricos, autodidactas, solitarios e inadaptados. 

Jean Dubuffet fue uno de los primeros artistas que dieron gran importancia e impulsaron  de una manera activa el arte que se encuentra fuera del sistema y de los círculos artísticos establecidos. Dubuffet va más allá de las presuposiciones estéticas tradicionales, estando convencido de que el arte verdadero no debe estar sujeto a unas reglas convencionales, del tipo que sean, que impidan o alteren la expresión de las emociones. Sus creencias le llevan a fundar el art brut, que recoge manifestaciones artísticas de carácter personal al margen del mundo del arte realizadas principalmente por  pacientes con problemas psiquiátricos. Teniendo una colección pionera que en 1972 ascendía a más de 5000 obras. Sus principios artísticos trascienden por tanto cualquier sistematización y se introducen en el extenso mundo de la experimentación, tanto propiamente plástica de los materiales como de los procedimientos metodológicos, técnicos y psicológicos del proceso de la creación. Todo ello con el fin de aproximarse al conocimiento más profundo de este importante campo del arte, que va más allá del terreno estrictamente artístico para adentrarse en el mundo de la expresión,  la comunicación de ideas y sentimientos y la relación existente entre la condición psicótica y el trance creativo.

Uno de los pioneros y máximos exponentes de este estilo, este movimiento fue Adolf Wolfli, quien fue víctima de abusos sexuales y quedó huérfano a los diez años, tras lo cual pasaría años interno en distintos orfanatos. Posteriormente trabajó como peón agrícola y llegó a alistarse en el ejército. Acusado de intento de abuso de menores, fue condenado a una pena de cárcel. Tras su liberación fue arrestado por una ofensa similar, lo que le llevó a ser ingresado en el hospital psiquiátrico Waldau, en Berna donde pasaría el resto de su vida. Presentando síntomas psicóticos y alucinaciones, inicialmente su comportamiento se describía como violento y agitado, razón por la que durante una etapa se le mantuvo en régimen de aislamiento. Tiempo después de su internado, comenzó a dibujar con materiales que intercambiaba con los visitantes de la institución hasta crear obras maestras dignas de ser trasladadas al Museo de Bellas Artes de Berna (donde siguen expuestos hoy en día), tras su muerte en 1930.

Dalí, genialidad que raya en la locura


‘La única diferencia entre un loco y yo, es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy’, esta es una de las frases que mejor describen a Salvador Dalí, un genio de la pintura, estandarte del surrealismo, excéntrico, curioso, osado.
Alguna vez ha oído comentar que la genialidad está unida con la enfermedad mental, pues bien, tratemos este tema. No quiere decir que un genio, el gran Dalí, tenga que estar diagnosticado con una u otra enfermedad mental, pero sí existen ciertas connotaciones que nos llevan a pensar que ambos conceptos van de la mano.
Igualmente nos encontramos con una precocidad infantil en Dalí, ya que con cinco años empezó a pintar y le pidió a sus padres que le dejaran una habitación de su casa que usaban como lavadero, para poder montar un taller en el cual se sintiera a sus anchas para poder dar rienda suelta a su imaginación.


Según el DSM-IV, los síntomas característicos de la esquizofrenia son, entre otros, tener ideas delirantes, alucinaciones y manifestar un comportamiento desorganizado. Podemos observar en su obra cómo él mismo usa un término muy personal para definir su obra, paranoico-crítico, que podemos identificar con tener ideas delirantes. No hay más que visionar alguno de sus cortometrajes como Un perro andaluz, el cual, caracteriza muy bien la personalidad del pintor.


En el caso de la genialidad podemos decir que es el estado en que una persona destaca de una manera excepcional por su talento en una o varias facetas. En cuanto a Dalí no cabe ninguna duda que encaja perfectamente en nuestra definición. Durante su vida fue pintor, escultor, escritor, incluso hizo algunos aportes en el mundo del cine encargándose de la creación de los escenarios, llegando a participar en una película de Walt Disney, Destino.
Este gran y excéntrico artista español del siglo XX encontró en Sigmund Freud, otro gran genio, un icono en cuanto a la interpretación de la realidad, de su propia realidad que manifiesta en toda su obra llegando incluso a intercambiarse entre ellos dibujos y las respectivas interpretaciones de los mismos por parte de Freud.
Entre otras características de un genio podemos encontrar una tensa oposición hacia los que consideran sus contrincantes, en el caso de Dalí tenemos su singular batalla con Pablo Picasso al cual le dedicó algunas pinturas caricaturizadas. 
En alguna de sus obras nos expone otra característica de un genio, su problema de identidad sexual como en el cuadro titulado El Gran Masturbador (arriba, en este texto), donde hace patente, según algunos entendidos en arte, su ambigüedad sexual ya que esta obra se reconoce como un autorretrato del propio autor.
Tras abordar el término de genialidad en Dalí vayamos ahora a la posible esquizotipia.
Lo abordaremos desde un punto de vista objetivo ya que para poder diagnosticar un trastorno mental como es la caso de la esquizofrenia, es necesario la debida evaluación psicopatológica y no sólo basarse en algunos aspectos de la vida de una persona.


El origen de su locura, muchas veces es achacado al traumático suceso de haber tenido un hermano mayor que falleció de niño, y el hecho que sus padres lo llamaran ‘Salvador’ como a su hermano muerto. Y esto posiblemente genera en Dalí, como mecanismo de defensa frente al trauma, refugiarse en el narcisismo y en actitudes extravagantes con el fin de poder determinar su verdadera identidad.
Muchos encierran a Dalí en el diagnóstico de un delirio paranoide, por sus ideas que rayan en lo psicótico, el narcisismo y su personalidad megalomaniáca; aunque a mi parecer, como mencione anteriormente, para concretar este diagnóstico hubiera sido necesario un estudio más profundo, con su debido examen mental y no solo basarse en lo que nos cuentan sus obras.
Podemos entonces llegar a la conclusión, siempre desde un punto de vista fuera del ámbito profesional, cómo el gran genio que era Salvador Dalí transmitió y nos transmite con sus obras que su creatividad no tenía límites a la hora de crear y que su conducta puede identificarse con ciertos rasgos de esquizotipia, dando muestras una vez más de cómo la genialidad y la locura van, en una estrecha unión, caminando unidas de la mano.


Aquí un fragmento del cortometraje, Un perro andaluz y el cortometraje que hizo Dalí en conjunto con Walt Disney, reflejando el surrealismo, con una pizca de estilo Disney: