Trastorno de Somatización: cuando la mente controla el cuerpo
El trastorno de somatización es el diagnóstico que se realiza a aquellas personas que se quejan de forma reiterada de dolores y malestar de diversa índole, los cuales no tienen un origen físico identificable. Dichos síntomas, que además son recurrentes e inexplicables, interfieren negativamente en su vida social, laboral e incluso personal.
Parece ser que su origen se debe a altos grados de ansiedad, que pueden ser ocasionados por un alto nivel estrés o por problemas emocionales más o menos importantes. Estos padecimientos además causan angustia e incapacitan a la persona para funcionar normalmente.
Aunque este trastorno esté relacionado principalmente con la regulación emocional y no con el área del cuerpo que se ha vuelto el centro de atención del sujeto, los síntomas son reales y la persona no tiene control consciente sobre ellos.
Es habitual en estos casos que la persona describa sus síntomas en términos imprecisos, pero dramáticos y muy emocionales. Suelen buscar ayuda u opinión de más de un especialista. Además, también se quejan de que los exámenes médicos no logran solucionar sus problemas.
Pero cuidado, que porque padezcan un trastorno de somatización no significa que no puedan padecer paralelamente otra enfermedad médica diagnosticable, por eso se debe ser muy cuidadoso a la hora de descartar patologías rápidamente.
No es extraño que una persona con trastorno de somatización presente además síntomas de ansiedad y depresión. Este grave trastorno puede incluso llevar a quien lo padece a comenzar a sentirse inútil y, en casos extremos, a intentar suicidarse, debido a los problemas que tiene para adaptarse a las tensiones de la vida. Tampoco es extraño que tienda a consumir alcohol o drogas, incluidos psicofármacos.
Los síntomas pueden ser muy variables, desde dolores en diferentes partes del cuerpo, hasta convulsiones, diarrea, delirios y amnesia.
-Rasgos de la personalidad
La persona que somatiza suele ser alguien que se muestra muy dependiente en sus relaciones sociales, pide continuamente apoyo emocional y puede irritarse con facilidad cuando siente que no recibe atención suficiente. Puede incluso ser descrito como alguien con afán de protagonismo y manipulador. De esta manera le es posible que manifiesten un sufrimiento que no pueden expresar de otra manera, e incluso pueden conseguir algunas ganancias como influir en otras personas o manejar ciertas situaciones desfavorables.
Sus síntomas somáticos son una como una llamada de atención para solicitar ayuda emocional, tanta insistencia e intensidad a costa de la propia salud reflejan el deseo excesivo de ser atendidos en todos los aspectos de su existencia, aunque no es raro que haya otros propósitos:
-Evadir responsabilidades de la vida.
-Impedir involucrarse en trabajos más demandantes u oportunidades de crecimiento importantes, lo que sugiere sensación de incapacidad o culpabilidad (los síntomas obstruyen y castigan).
-Unificar una familia dividida, debido a que los miembros del grupo se organizan en torno al “enfermo” para olvidar otros conflictos o problemas.
A menudo, las personas con somatización no son capaces de darse cuenta que su problema es básicamente psicológico y por ello presionan a los médicos para ser sometidos a multiples tratamientos.
A esto puede añadirse un amplio historial médico de pruebas diagnósticas y visitas a servicios de urgencia, muchas de ellas además con informes de rechazo de más procedimientos médicos. De ahí que manifiesten sus quejas de forma dramática, con conducta exhibicionista, dependiente, manipuladora e incluso suicida. En este punto es fácil encontrar una tendencia a recurrir a terapias alternativas bajo la excusa de que sienten ‘más escuchados y comprendidos’.
Todo y con esto, algo muy importante a tener en cuenta es que el médico debería evitar a toda costa quitarle importancia a su sintomatología, con frases como “lo suyo son sólo nervios” o “usted no tiene nada”, pues entonces el paciente se quejará por desatención y abandonará la terapia. De manera que, el primer principio para un manejo eficaz de la situación, consistirá en que facultativo entienda el sufrimiento del paciente y muestre una actitud interesada hacia su malestar, pues aunque su comportamiento parezca fuera de lugar, el sufrimiento que se vive siempre es real.
-Tratamiento
En ocasiones, cuando estas personas toman un medicamento antidepresivo o ansiolítico, pueden sentir un gran alivio de sus síntomas físicos. No obstante, en la mayoría de los casos, el tratamiento debería centrarse en trabajar efectivamente con los problemas que desencadenan de alguna forma este trastorno, como las dificultades en las relaciones personales, problemas en el trabajo, los estudios, etc. La psicoterapia puede ayudar a manejar el malestar físico crónico y a entender cómo manejarlo.
Las personas con trastorno de somatización suelen ser muy reacias a aceptar una derivación a un profesional de salud mental, reconociendo así que un tratamiento médico convencional no puede aliviar sus síntomas. Son particularmente sensibles al estigma asociado con los trastornos mentales. Además, a veces estos trastornos mentales son descartados por un algún médico que no ve estos síntomas como una causa legítima de preocupación.
Lo ideal sería que el médico de cabecera y el profesional de salud mental trabajasen juntos, porque de esta manera se evaluarían los síntomas físicos y al mismo tiempo se le ayudaría a manejar la frustración de no lograr un diagnóstico o un tratamiento concreto. Sería muy apropiado que el paciente recibiera ayuda para tratar su estado de ansiedad y/o depresión, ayudándolo a manejar los conflictos que tenga en su vida diaria y guiándolo a encontrar estrategias de afrontamiento más apropiadas.
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